martes, 9 de febrero de 2021

PSICOLOGÍA EVOLUTIVA

Cambios físicos y psicológicos de los niños y niñas entre los 9,10 y 11 años

Los niños de 9, 10 y 11 años atraviesan una etapa de transición entre la infancia y la pubertad donde los cambios físicos son diferentes para chicos y chicas. A nivel psicológico empiezan a comportarse de manera distinta y a expresar intereses particulares. A nivel emocional tanto para los niños como para las niñas el grupo de amigos adquiere gran relevancia. Los padres de niños entre los 9 y los 11 años debemos tener clara la importancia de las normas y el diálogo para afrontar estos nuevos cambios.

Los niños de 9, 10 y 11 años siguen creciendo en altura y peso a un ritmo normal, aunque en estos años es cuando suele aparecer el fenómeno de los “estirones”.

Por norma general, los chicos suelen ser más altos y pesados que las chicas. Y en esta etapa se produce un hecho muy importante: el desarrollo empieza a ser diferente en niños que en niñas.

A partir de los 10 u 11 años en las chicas se inicia el desarrollo del pecho, las caderas se ensanchan, la musculatura se afina… Sin embargo, el desarrollo de estos caracteres sexuales en chicos es algo posterior.

Este desarrollo físico distinto en chicos y en chicas tiene su reflejo a nivel psicológico.

Desarrollo emocional de los niños de 9 a 11 años

Las niñas de 9, 10 y 11 años empiezan a relacionarse más entre ellas y hacen piña como grupo. Les gusta más pasar las horas hablando o jugar a juegos tranquilos donde haya mucha interacción oral.

Los chicos de esta edad también hacen pandilla y suelen escoger juegos muy activos con mucho contacto físico.

A nivel emocional, tanto los niños como las niñas de 9, 10 y 11 años inician una separación cada vez mayor de sus padres.

Las normas familiares son las que rigen su comportamiento pero empiezan a ser conscientes de que en la familia de sus amiguitos, los padres hacen y exigen cosas diferentes. Es posible que empiecen a cuestionar a los padres sobre la manera en la que ellos hacen las cosas.

También empiezan a tener más conciencia del contexto social y les empiezan a preocupar temas como la muerte de alguno de sus progenitores, el divorcio, las guerras, la política, etc.

El grupo de amigos cobra mayor importancia y es el momento en que ellos mismos piden quedarse a dormir o pasar la tarde en casa de algún compañero.

Es un momento propicio para que aparezcan las mentiras, el engaño, el cuestionamiento de las normas o las malas contestaciones como parte de esa independencia, que se está fraguando y que alcanzará la cima en la adolescencia.

Claves para padres

Como padres es importante respetar sus necesidades de individualidad. Pero no debemos olvidar que las reglas las seguimos poniendo nosotros. Podemos razonarlas, explicarlas e incluso negociarlas hasta cierto punto, pero los padres seguimos teniendo el mando.

A la hora de dialogar con nuestros hijos, hay que centrarse en unas reglas básicas (pocas pero firmes) e insistir en lo fundamental. ¡No beneficia a nadie que perdamos energía discutiendo por cuestiones de poca trascendencia!

INFORMACIÓN INTERESANTE




MÁS INFORMACIÓN
Niñez intermedia (9 a 11 años)

Los siguientes son algunos aspectos del desarrollo en la niñez intermedia:

Cambios emocionales y sociales

Los niños a esta edad:

  • Establecen amistades y relaciones más fuertes y complejas con sus amigos o pares. A nivel emocional, es cada vez más importante tener amigos, especialmente los de su mismo sexo.
  • Sienten más la presión de sus pares.
  • Están más conscientes de su cuerpo a medida que se acerca la pubertad. A esta edad comienzan a surgir problemas con la imagen que tienen de su cuerpo y la alimentación.
Razonamiento y aprendizaje

Los niños a esta edad:

  • Enfrentan mayores retos académicos en la escuela.
  • Se vuelven más independientes de la familia.
  • Comienzan a entender más el punto de vista de los otros.
  • Aumentan su capacidad de atención.

Consejos de crianza positiva de los hijos

Estas son algunas cosas que usted, como padre, puede hacer para ayudar a su hijo en esta etapa:
  • Dedíquele tiempo a su hijo. Hable con él de sus amigos, sus logros y los retos que deberá enfrentar.
  • Involúcrese en la escuela de su hijo. Asista a los eventos escolares; reúnase con sus maestros.
  • Motive a su hijo, tanto en la escuela como en la comunidad, a participar en actividades de grupo como algún deporte, o a que realice trabajo voluntario.
  • Ayúdelo a desarrollar su propio sentido de lo correcto y lo incorrecto. Hable con él acerca de las cosas peligrosas que sus amigos lo pueden presionar para que haga, como fumar o actividades físicas riesgosas.
  • Ayúdelo a desarrollar el sentido de la responsabilidad, asígnele tareas en la casa, como limpiar o cocinar. Hablen sobre el ahorro y enséñele a no malgastar el dinero.
  • Conozca a las familias de los amigos de su hijo.
  • Hable con su hijo sobre el respeto hacia los demás. Anímelo a ayudar a las personas necesitadas. Hable con él sobre qué hacer si alguien se comporta de manera descortés u ofensiva.
  • Ayude a su hijo a establecer sus propios objetivos. Anímelo a hablar de las habilidades y destrezas que le gustaría tener y de cómo adquirirlas.
  • Establezca reglas claras y respételas. Hable con su hijo de lo que espera de él (de su comportamiento) cuando no esté bajo la supervisión de adultos. Si usted explica la razón de las reglas, su hijo podrá saber qué hacer en la mayoría de los casos.
  • Utilice la disciplina para guiarlo y protegerlo, en lugar de usar castigos que lo hagan sentirse mal consigo mismo.
  • Cuando lo elogie, hágalo pensar en sus logros. Decirle “debes estar orgulloso de ti” en lugar de “estoy orgulloso de ti” puede animarlo a que tome buenas decisiones cuando no tenga a nadie que lo elogie.
  • Hable con su hijo sobre los cambios físicos y emocionales normales de la pubertad.
  • Anímelo a leer todos los días. Hable con él sobre sus tareas.
  • Sea afectuoso y honesto con su hijo, y hagan cosas en familia.

La seguridad de los hijos es lo primero

Al tener más independencia y menos supervisión de un adulto, los niños corren más riesgo de sufrir lesiones por caídas y otros accidentes. Estos son algunos consejos para ayudar a proteger a su hijo:

  • Proteja a su hijo cuando viaje en automóvil. La Administración Nacional de Seguridad Vial recomienda que el niño use la sillita de seguridad elevada en el automóvil hasta que alcance el tamaño adecuado para que le ajuste bien el cinturón de seguridad del vehículo. Recuerde que su hijo debe seguir viajando en el asiento de atrás hasta que cumpla los 12 años, ya que es lo más seguro para él. Los accidentes automovilísticos son la causa más común de muerte por lesión accidental entre los niños de esta edad.
  • Esté al tanto de dónde está su hijo y si habrá adultos presentes en ese lugar. Pónganse de acuerdo sobre cuándo lo debe llamar, dónde puede encontrarlo y a qué hora espera que regrese a su casa.
  • Asegúrese de que su hijo use un casco para andar en bicicleta, en patineta o en patines; al andar en motocicleta, trineo o un vehículo todoterreno; o para practicar deportes de contacto.
  • Muchos niños llegan a casa de la escuela antes de que sus padres vuelvan del trabajo. Es importante establecer reglas y planes claros que guíen a su hijo cuando esté solo en casa.

Cuerpos saludables

  • Ofrézcale a su hijo una variedad de frutas y verduras; limite los alimentos altos en grasas sólidas, azúcar agregada o sal, y prepare alimentos saludables para las comidas en familia.
  • No coloque televisores en la habitación de su hijo. Limite el tiempo que su hijo pasa frente a la pantalla, como cuando está frente a la computadora o juega videojuegos, a no más de 1 o 2 horas al día.
  • Anime a su hijo a que haga una hora diaria de actividad física que sea adecuada para su edad, que disfrute y que sea variada. Asegúrese de que su hijo haga por lo menos tres veces a la semana tres tipos de actividad: aeróbica, como correr; de fortalecimiento muscular, como escalar; y de fortalecimiento de los huesos, como saltar la cuerda.
  • Asegúrese que su hijo duerma la cantidad recomendada cada noche. Niños de 6 a 12 años: de 9 a 12 horas cada 24 horas.

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